Ei buenas, quiero compartir esta reflexión en forma de artículo que creo que tiene mucho que ver con nuestro proyecto. Ganas de saber qué opinais!
Do It Together!
Traducción al castellano:
Si el objetivo del “hazlo tú mismo” en la música era no depender de las grandes corporaciones, estamos fracasando estrepitosamente. Los valores de esta idea se desdibujan a golpe de individualismo y oligopolio. Y si olvidamos el Do It Yourself y pensamos en Do It Together? Abrimos debate.
“We owe you nothing, you have no control”
El verso principal de Merchandise de Fugazi fue la premisa de este grupo y de todo el Do It Yourself. Me refiero al Do It Yourself como al movimiento contracultural de autogestión iniciado a finales del siglo pasado, no el del Ikea. Me refiero a hacérselo un mismo por no depender de las multinacionales. Por no estar ligados a las lógicas del gran mercado. Para compartir propuestas que lo mainstream silencia, arrincona o censura. Para tener libertad de creación, producción y distribución.
Hoy la música independiente, por más que sea editada por una discográfica independiente, no puede cumplir esta máxima. En este primer artículo argumentaré por qué los términos Do It Yourself y autogestión han perdido su sentido, y en un segundo artículo me gustaría reunir y compartir visiones para alimentar la alternativa, abriendo el debate a oyentes, artistas e intermediarias.
Ilustración anónima de la escena hardcore-punk, donde se representan varios valores, entre los cuales el Do It Yourself
“There is no alternative”
Cuando Fugazi escribieron Merchandise, el descubrimiento de música independiente se hacía a través de catálogos de distribuidoras locales (las distris), radios pequeñas, fanzines, revistas musicales… La compra se hacía en tiendas de discos de pueblo y de barrio, o bajando a la calle Talleres si vivías en Barcelona: Revolver, Castelló, Outline, CD Drome, Kebra Disco… También había desigualdades, no era una utopía cultural, pero había una mayor diversidad de canales locales, no homogéneos y descentralizados. Ahora, en cambio, el descubrimiento y el consumo se han unificado en un único canal: las redes sociales y las plataformas de streaming.
Piada de la cuenta Sindicatos de Músicas
No sufrís, no pretendo hacer un manifiesto nostálgico ni anarcoprimitivista. Sería absurdo negar internet y volver al apartado de correos. Pero antes de llegar a las esperanzas de futuro, hay que asumir las derrotas del presente. Y la derrota más innegable es que los principales vencedores económicos de la revolución digital en la música son las nuevas corporaciones (Spotify, Apple, Facebook) y las viejas multinacionales (Warner, Sony y Universal, lo explico con datos en este artículo anterior). La música hace años que mueve miles de millones a internet, como ahora empiezan a hacerlo los podcasts. Pero si conocéis alguien que haga música independiente o uno podcast, seguro que os dirá que no gana casi nada con la streaming.
No quiero entrar en la evidente precariedad y desigualdad de esta estructura (el Sindicato de Músicos Activistas de Cataluña o Justice at Spotify os lo explicarán mucho mejor que yo). El que quiero es rebatir el concepto de raíz: el Do It Yourself hoy en día es una falacia. Nos autoeditamos, sí, pero nos anunciamos en Twitter e Instagram y nos distribuimos a través de Spotify y Apple Music. La mejor promo que volamos ya no es sonar en una radio especializada, es salir en una playlist de Spoti. Hemos copiado la dinámica mainstream de hacer singles y videoclips colgados en YouTube (y solo en YouTube) antes de sacar el disco. Nos pasamos horas colgante stories, tuits y haciéndonos pesados porque los followers compartan nuestras creaciones. Competimos entre nosotros en el nuevo campo de batalla, el de la economía de la atención. Y no parece que haya cabe otra manera sensata de hacerlo. Hemos asimilado aquella máxima de Margaret Thatcher sobre el neoliberalismo: “no hay alternativa”.
Si el objetivo del Do It Yourself era no depender de las grandes corporaciones, “no deberlos nada” y “que no tuvieran el control”, estamos fracasando estrepitosamente. Todas nuestras creaciones pasan, casi exclusivamente, por su criba. Ahora más que nunca. C Tangana lo tenía clarísimo en su tema contra Yung Beef, Forfrí.
Lo era digital permite un crecimiento y diversificación de oportunidades enorme, pero no lo estamos consiguiendo: ahora mismo, seguramente nos encontramos con la uniformización más grande de la historia de la música occidental. Grabamos los discos con los mismos dos o tres programas de software. Los distribuimos con las mismas dos o tres empresas. Nos promocionamos a través de los mismos dos o tres canales. Y lo escuchamos a través de las mismas dos o tres plataformas.
Y del Do It Yourself, qué nos queda? Pues solo nos queda la parte más pesada y cara: pagarnos la grabación y la promoción nosotros mismas, sin contar con el apoyo de un sello que pueda asumir los costes.
El 2021 ha destruido el significado de dos palabras: una es libertad, la otra es sold out. Pero hace años que los conceptos Do It Yourself o ‘autogestión’ también ha cambiado de significado. Su connotación contracultural y de tejido alternativo se han disuelto en el individualismo narcissista y la competitividad. Nos autoeditamos como emprendedores de nuestra start-up musical, donde nosotros somos la empresa que hay que ser promocionada constantemente. Del mismo modo que el neoliberalismo quiere trabajadores autónomos y desorganizados que acaben compitiendo y trabajando subcontratados por multinacionales como Amazon o Glovo, quizás con la música estamos haciendo el mismo bajo una idea romantitzada?
Este mundo de falsos autónomos y desestructuración laboral en el qué vivimos ha fagocitat la idea política de hacérselo un mismo, de tal manera que casi todo el mundo está obligado a hacérselo un mismo. Si el D.I.Y. era un universo alternativo -y a menudo contrario- al itinerario normativo/mainstream de la música, ahora ha perdido totalmente este sentido, y se acerca más a la idea de la American Dream: empezar “desde bajo” para triunfar, ser rico y alimentar el statu quo desde arriba.
Es por eso que propongo abandonar el término Do It Yourself, como premisa y como valor; porque no lo estamos llevando a cabo en la forma, y porque el significado ha perdido su fondo.
Si el Do It Yourself y la autogestión ya no inspiran alternativas, qué ideas sí pueden ser válidas contra el “no hay alternativa”? Os confieso que no tengo respuesta clara ni plan de acción. Me gustaría que oyentes, artistas y promotoras de la música (pretendidamente) independiente abriéramos un debate. Podemos jugar con las normas de las multes, obedecerlas y luchar por nuestra “parte del pastel” como decía Bad Gyal en una interesante y honesta entrevista a la Ahora (ella y C Tangana lo han conseguido, el 99% restante no). O podemos buscar maneras de hacer nuestros cupcakes. Disculpáis la ridícula metáfora gastronómica, pero ya me entendéis.
La idea del Do It Yourself ha quedado desvirtuada por el individualismo y el oligopolio de la industria musical. En contraposición, intuyo que puede ser útil poner en valor otro concepto, el Do It Together. Fomentar las relaciones en red, horizontales y descentralizadas para diversificar los recursos y depender menos de las grandes plataformas. Aprovechar la revolución digital en lugar de enrocarnos en su crítica.
En el próximo artículo quiero profundizar en esta idea, que por supuesto no es mía, ni está plenamente articulada. Por eso os invito a participar en este debate abierto aportante reflexiones, ejemplos e iniciativas que remen en una dirección diferente a la del gran algoritmo. Podéis enviarlas a edu.gandula@gmail.com
Gracias, y seguimos!